La semana pasada en Madrid, disfrutando de sus gentes, de su luz, del comer de pie, de sus calles.
Con unos anfitriones de lujo, de lujazo diría yo. Que nos llenaron de buenos momentos, durante todo el fin de semana, y nos hicieron sentir como en casa.

No podía faltar nuestra afición preferida: el tapeo.

En el Mesón del Maño, una recomendación sabia. Tigres, pimientos del padrón, que por cierto los que no pican, no los servían ;-), morcilla y un pavo escabechado de quitarse el sombrero.

Por fin probamos los MOLLETES, ¡que ricos!, aunque no pensé en la foto :-(

Una clase MAGISTRAL de empanada gallega. ¡Que artista esta mujer!

A ver si me sale la mitad de buena.


Un sabroso PUSHERO, otro lujazo. Gracias por descubrirnos su historia.
Y otro lío, un chocolate casero que nos vamos a currar, en vuestro honor. Mil gracias.
La luz, esa luz de Madrid, esa que te guardas dentro, gracias por acompañarnos. La hora mágica, que mejor se deja fotografiar.


Madrid, una ciudad para repetir una y cien veces.