UNA BOTELLA CON HISTORIA, un pequeño tesoro, una sorpresa más, que nos pincela el pasado, que nos ayudan a imaginar como fueron sus vidas, a preguntarnos quien estaría sentado a la mesa y de que se estaría hablando mientras degustaban un anís. ¿De que año estaríamos hablando? ¿Sobre 1939 quizá?.

He buscado información, sobre Anís Las Cadenas.


La empresa que lo comercializaba, fundada hace más de 125 años, aún existe y explica esto en su web:
El Anís Las Cadenas, producto de gran solera y tradición hasta haberse convertido en un genérico con la frase «déme un Cadenas» (cadenas, por la cadena que había en la finca) para pedir una copa de anís, se elabora según una fórmula secreta y magistral que se va pasando de generación en generación
.

Hoy he encontrado hasta una subasta. Me gusta rescatar historias, si además esa historia, es cercana, aún me ayuda más a comprender y viajar en el tiempo.


En nuestra recuperación de productos caseros, hoy le toca al Ketchup.

Para la mayoría de nosotros el Ketchup es salsa de tomate embotellada con gusto agridulce, pero su origen podría ser el ketjap malayo, una salmuera para esabechar pescado. Los Ketchups pueden ser de frutas, champiñones o verduras, siempre llevan sal y especias, a veces vinagre y ázucar. Se cuela para obtener un líquido claro con poca materia sólida. Antiguamente era la mejor manera de conservar el sabor de los champiñones o verduras. El Ketchup de tomate sería la excepción, ya que es el único espeso y cremoso.

Esta es una buena manera de aprovechar el exceso de tomates de la huerta (no sería nuestro caso este año, pero otros existieron…) o esos que compramos y por descuido se nos quedaron demasiado maduros en la nevera.


La receta es simple, consiste en cocer los tomates previamente cortados a láminas (unos 4 kg), hasta que estén blandos, pasarlos por un colador (o batidora, quien no tenga paciencia) y volver a cocer la salsa un poco más, añadir 300 gr de ázucar, 450 ml de vinagre, 2 cayenas, 2 cucharadas de pimentón picante, 2 cucharadas de sal y llevarlo poco a poco a ebullición.

A partir de aquí, tener preparadas las botellas esterilizadas, y sellar para guardar en sitio fresco y seco.


Un plato de patatas fritas y este ketchup casero de hoy, nos van a transportar a un bar ,de la Barcelona de los 30con recuerdos anisados. -Com canvia la ciutat!-que diria la Casilda.